Barcelona esconde en pleno Barri Gòtic, un espacio donde todo se detiene en una milésima de segundo infinita. Un instante donde el sonido de los coches, las voces de la gente o el viento no se atreven a perturbar ese momento. La Plaça de Sant Felip Neri es un lugar imposible en Barcelona, un lugar que se antoja de cuento de hadas en una ciudad de 1,6 millones de personas ajetreadas por el estrés del trabajo y de sus vidas. Sant Felip Neri trasciende el espacio terrenal y se detiene en el tiempo, siglos de historia inexorables. Se detiene en la historia reciente, en el momento que los impactos de metralla a consecuencia de la Guerra Civil Española perforaron las paredes de la Iglesia de Sant Felip Neri o los susurros de las víctimas de los fusilamientos, cuando las fuerzas profranquistas tomaron Barcelona.

Pero no sólo se detiene en la época más reciente de la historia trágica de Barcelona, sinó que trasciende a las épocas más nobles. Esta plaza escondida, ocupa los terrenos del antiguo cementerio medieval. La plaza recibe el nombre del santo (predicador jesuita, Florencia 1515 – Roma 1595) a quien está dedicada la iglesia situada en este lugar. En la plaza se encuentra la iglesia del mismo nombre que fue construida entre 1748 y 1752. La plaza de Sant Felip Neri constituye un espacio de interés indudable para el conocimiento de los oficios los barceloneses, puesto que hasta aquí se trasladaron en el siglo XX dos edificaciones gremiales procedentes de otros espacios urbanos remodelados, y así fueron preservadas de su desaparición. Aquí se ubican los antiguos gremios de Caldereros y Zapateros, este último alberga actualmente el Museu del Calçat Antic, donde el visitante podrá ver zapatos del S XVI, XVII, XVIII y XX.

En el año 1943 desapareció del trazado urbano la calle de la Corríbia debido a la reforma de la plaza de la catedral, y ello conllevó la destrucción y posterior reconstrucción en su actual ubicación de la casa del gremio de los zapateros (data de 1565). Se aprecia en su fachada el zapato que es símbolo del gremio y que fue utilizado como modelo para la realización del zapato del monumento a Colón, de 122 cm de largo.

También se puede admirar la fachada de un segundo edificio que siglos atrás realizó las funciones de casa gremial. En el siglo XVI los caldereros adquirieron una vivienda de cierta prestancia situada en la calle de la Boria. La casa había pertenecido a una buena familia de la ciudad, y los caldereros la adaptaron a su nueva función. El sector se vio afectado por la reforma urbana que Barcelona sufrió a principios del s. XX, la abertura de la Via Laietana.

En el centro de la plaza, en donde había estado el cementerio de Montjuïc del Bisbe, hay una fuente que contribuye a dar a esta placita el encanto y la poesía que la hacen, por ella misma, merecedora de una visita. El espacio de la Plaça Sant Felip Neri y su fuente son célebres por aparecer en el videoclip de la canción «My Inmortal» del grupo Evanescence. Una canción que parece recoger toda la magia y las sensaciones, que transmiten estar en esta peculiar plaza escondida en pleno barrio gótico de Barcelona.